Ayer los cachorros de Romy cumplieron un mes, y parece que fue ayer cuando me los trajeron. Cada día están más espabilados, algunos más que otros, y ya se les va notando que cada uno tiene su carácter.
Cada uno a lo suyo
Philae, la tricolor, es la más atrevida; fue la primera en salir de la caja, y también la primera en aprender a volver sola. Que parece una tontería, pero la primera vez que le dio por alejarse y explorar el territorio se perdió y empezó a llorar. Romy, firme defensora del método Estivill, la vigilaba de lejos y sin intervenir. Pero se pasa mal, ¿eh? Me tuve que controlar mucho para no ir corriendo a rescatarla y darle muchos besos. Philae la exploradora sigue haciendo honor a su nombre, y también ha sido la primera en descubrir la presencia de piedras en el arenero (junto con otras sustancias más...orgánicas...) y agua en la superficie del bebedero de su madre; además tomó muestras para luego desparramarlas por media habitación.
¿Haciendo cosas a espaldas de mamá?
Travis, la carey, va a su bola. También entra y sale cuando le da la gana. Se va ella sola correteando por ahí y en cuanto puede se esconde en algún rincón. Le encanta meterse dentro de mis zapatillas, en cuanto ve la oportunidad ahí está ella. Tiene pinta de ser una gran gourmet, ahora le ha dado por comerse el pienso de Romy, cada vez que pasa por delante del comedero se sirve un pequeño piscolabis. Travis ha tenido mucha suerte y ya está reservada, una amiga mía está contando los días para poder llevársela a casa.
Travis tomándose un piscolabis a escondidas de sus hermanos
Luego está el clan de los irlandeses, los tres pelirrojos. Aún no los distingo muy bien, sólo a uno de ellos que tiene una motita oscura en la nariz. A ese lo he llamado Neil, porque la primera vez que salió de la caja se puso a caminar despacito y con mucho tiento, como Armstrong en su paseo lunar. Aún no sé si son hembras o machos. Son los que más la lían, lo mismo les da por hacer lucha libre que se ponen a chapotear en el bebedero, se te revuelcan por todos lados, escalan por el edredón...
Espera a que consiga salir de aquí...
Y quedan las dos marmotillas, Uchi y Homi, los dos gris y blanco. Tampoco los distingo porque son idénticos, y lo gracioso es que no son hermanos realmente; Philae y uno de éstos son los dos hermanos huérfanos adoptados por Romy. Siempre tienen cara de recién levantados, y suelen estar hechos bolita en alguna esquina de la caja. Ahora me he acostumbrado a que lleven otro ritmo, pero confieso que hasta hace poco les daba toquecitos para saber si estaban vivos. No voy a decir que sean torpes, pero por más que lo intentan no consiguen salir por su propio pie. Uno de ellos está ahí ahí, a veces lo veo medio encaramado en el lateral de la caja, con medio cuerpo ya fuera; pero al final le puede el miedo, el vértigo o lo que sea, y recula dando maullidos de horror.
Toooodo el día durmiendo...
Falta un mes o así para que puedan darse en adopción, y con la de cosas nuevas que aprenden cada día no me extrañaría nada que sus futuros adoptantes descubriesen que el nuevo miembro de la familia es campeón mundial de ajedrez, medalla olímpica de salto de longitud o la gran promesa del alpinismo español. ¿Alguien se anima a comprobarlo?
Romy en su Día de la Marmota particular
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