jueves, 30 de abril de 2015

Isn´t She Lovely

Resulta que los vídeos que he subido estos días no se ven desde iphones, ipad y demás cacharros que empiecen por "i", así que no me ha quedado otro remedio que subirlos a youtube, intentaré solucionarlo durante estos días para que todo el mundo los pueda ver aquí o donde sea. 

De momento os adelanto este, que me gusta mucho, ¿no es precioso?



Los de la manzanita podéis verlo aquí:




martes, 28 de abril de 2015

Whole Lotta Shakin' Goin' On

Madre mía, ¿ pero de verdad hubo un momento en el que estos gatos eran sólo unas bolitas que no hacían nada más que dormir y gimotear pegados a su madre?

Ayer cumplieron tres semanas y están de lo más espabilados. Qué tíos, están tan tranquilos comiendo y de repente, todos a una, se vuelven locos y empiezan la fiesta: uno se pone a patalear panza arriba, otro intenta salir de la caja utilizando a sus hermanos como escalera, este se pone a chuparle la cabeza al de al lado como si fuera una gamba, a otro le da por hacer la croqueta... yo creo que aún no ven del todo, y se caen para los lados, se tropiezan con obstáculos imaginarios, dan grititos e intentan morder las patas, el rabo o lo que pillen del que tienen más cerca. Un combate de todos contra todos que me transporta irremediablemente a los gloriosos tiempos de Tele5.


Despiporreeeeeeeeeeeee!!!!!!

¿Y dónde está Romy mientras yo intento que sus churumbeles no se saquen los ojos unos a otros? Por lo general, se aleja de la caja, se tumba en mi cama y se comporta como esos padres humanos que dejan a sus hijos liarla parda entre las mesas de un restaurante mientras disfrutan de la comida, fingiendo que no los conocen.

¿Ruido? ¿De qué me hablas? Yo no oigo nada...

Os dejo con un vídeo para que los veáis en acción. Como siempre, perdón por la mala calidad, ¡pero es lo que hay!












jueves, 23 de abril de 2015

I´m Sticking With You

Igual pensáis que exagero, pero no; esto es exactamente a lo que se dedican los gatos todo el día:


  


La cara de "Señor, dame paciencia" de Romy es todo un poema. La pobre se dedica en cuerpo y alma a sus cachorros, se come como una campeona el pienso que le pongo, especial para madres y bebés; todas las noches le pongo una lata de algo rico que le dura cuatro segundos en el plato, creo que más que comer, aspira. No sé a quién me recuerda...


Los chiquillos van por el mismo camino, y eso es lo que tienen que hacer, comer mucho y crecer sanos y guapos para encontrar pronto una casa propia. Si todo va bien, en junio ya estarán listos para adoptar. Os tengo que dejar, que se me ha metido algo en el ojo.

miércoles, 22 de abril de 2015

The Weight

No hay que tener unas dotes de observación extraordinarias para ver que los cachorros crecen a pasos agigantados. Ya pueden, claro, porque se pasan el día enganchados a la teta de su madre, se comen a Lázaro por una pata; no hay un solo momento en que no haya uno al menos ahí pegado a Romy, que se está ganando el cielo con su paciencia. 

Aun así, como nunca he tenido unos gatos tan pequeños a mi cargo, cualquier comentario de las personas que vienen a verlos me hace dudar acerca de la buena alimentación de mi camada:

"¿No te parece que la oscura no crece igual que los demás?" "Mira, ese naranja no hace más que dormir y no come", "Pues la tricolor es más grande", "Igual parece que mama pero no mama", "¿Y si Romy no tiene leche para todos?", "Pónselo a ver si se engancha", "¿No deberías controlarles el peso?"

Total, que entre unos y otros me han sumido en un mar de dudas, que si no me comen, que si no me engordan, que si no me crecen, y ando como José Luis López Vázquez en El Verdugo, todo el tiempo con la cinta métrica en la mano, obsesionado con el tamaño de la cabeza de su hijo.

Ayer recordé que tenía una báscula de cocina y decidí salir de dudas y, de paso, hacerles unas fotos a los cachorros. Lo primero fue bien, porque pesan todos más o menos lo mismo, y si la oscura parece más chiquitina es porque el negro adelgaza. Lo de las fotos... pues ya eso. Sigo sin poder sacarles unas fotos decentes, en cuanto los separo de su madre se ponen a chillar como gorrinos y tengo que devolverlos rápidamente a su caja. Algunos más que otros, claro, que la tricolor es muy valiente y ya da señales de querer separarse de mamá y explorar el terreno ella solita. Se ha ganado el nombre de Philae.

Aquí os dejo el resumen del primer intento de pesaje, ¿no están estupendos? 

Los hay que siguen durmiendo

Otros ponen cara de angustia extrema

Y lloran llamando a mamá

Aunque no lo parezca, aquí hay dos gatos: Homi y Uchi

Travis es tímida y se esconde al principio

¡Cuarto y mitad de gato!

Philae buscando sitio para aterrizar

Bueno, igual me quedo aquí un ratito más...

lunes, 20 de abril de 2015

Welcome to the House of Fun

Desde que tengo a Romy y compañía conmigo, mi casa se ha convertido en lugar de peregrinaje de amigos y familiares que llegan, cámara en mano, a ver a los gatetes. Todo el mundo quiere comprobar si son tan bonitos como parece, y aunque al principio me resistía a enseñarlos por miedo a molestar a la madre, he comprobado que le encantan las visitas; se deja acariciar por todos, incluso les da con la pata para que no dejen de rascarla; Si cojo un minuto a alguno de los cachorros para enseñarlo más de cerca no le importa, siempre que el bebé no llore, claro. En cuanto oye un par de maullidos de protesta, sale de la caja, lo coge por el cuello con los dientes y lo pone con el resto de la camada, no sin antes darle un par de lametazos tranquilizadores. 

No es fácil sacarles fotos, en primer lugar porque los tengo en penumbra, y en segundo porque no se están quietos ni un segundo. La única que colabora es Romy, que posa encantada, aunque de cuando en cuando te pega cabezazos en la mano para que sueltes la cámara y le hagas unas cuantas caricias.

En mi papel de "Guardiana de la Camada" no permito el abuso del flash y el tiempo de persiana subida no debe pasar de los 5 minutos. Es lo que yo llamo el "Protocolo Altamira". Aún así, mi tía Elvira se las ha arreglado para hacerles este reportaje. No se veía una familia tan guapa desde el último posado de Julio Iglesias con todos sus chiquillos. ¡Que lo disfrutéis!










viernes, 17 de abril de 2015

I Can See Clearly Now

Así, a lo tonto, los churumbeles tienen ya once días. Once intensos días en los que han pasado de ser unas  bolitas de pelo que reposaban en una caja forrada con mantas a ser unas bolitas de pelo que no se están quietas ni un minuto.

Mis conocimientos sobre los primeros días de vida de los gatos son bastante escasos, por no decir nulos; de hecho se reducen a esto: los gatetes recién nacidos molan y hacen "íííííííííí". Pero tengo la impresión de que hasta hace dos días los bebés no eran conscientes de que, además de con su madre, compartían habitación con otros seis mini-gatos. ¿Os he dicho que nacen con los ojos cerrados? Quiero decir, que creo que pensaban que lo único que había a su alrededor era un ser invisible y supremo, denominado "mamá", que se encargaba de alimentarlos, lavarlos y darles calor. 

La única interacción que he visto estos días entre los hermanos ha sido los ocasionales manotazos que se daban cuando los dos se encaprichaban de la misma teta y lo solucionaban como toda la vida se han solucionado estas cosas entre hermanos: a galletones. Pero claro, al ser ciegos aún, me imagino que no se daban cuenta de que era otro gato el que les apartaba del pezón materno, sino un algo desconocido del que se intentaban librar lanzando mandobles a diestro y siniestro hasta que uno de los dos acertaba y se llevaba el trofeo. 

Hace dos días empezaron a abrir los ojos poco a poco, lo que les da un aspecto bastante cómico. Algunos tienen un ojito cerrado y el otro abierto, otros los tienen a medio abrir, y los más rezagados siguen teniendo dos puntitos negros en medio de la cara. A los tres naranjas, sobre todo, les hace poner una expresión de desconcierto que da entre pena y risa. 

La consecuencia de todo esto es que se empiezan a relacionar unos con otros, se dan algún achuchón, se olisquean y se lamen unos a otros. Y lo mejor de todo, se atreven a dar algunos pasos y a moverse por su caja. Caminan de forma vacilante y moviendo la cabeza a los lados como si fueran el perro de la bandeja del coche. Es como tener una camada de gatitos borrachos deambulando cada uno por su lado. Los más valientes intentan escalar por los lados de la caja, al más puro estilo hobbit abandonando la Comarca: 



Romy y yo hemos hablado del tema y creemos que aún son pequeños para explorar los confines de mi cuarto, así que me he hecho con una caja de bordes más altos y les he chafado el plan, aunque sospecho que por poco tiempo...

jueves, 16 de abril de 2015

Gimme some lovin'


Hay que dedicarle a Romy el post que se merece, no he visto una gata tan buena y confiada en mi vida, no sé cómo nadie se ha fijado antes en ella para llevársela a casa.

Es una tabby pequeñita de tamaño, y de edad anda rondando el año. Tiene una cara preciosa y es muy charlatana. A veces creo que todavía se pregunta de dónde ha salido tanto cachorro, parece mirar con cara de desconcierto a los churumbeles que se ponen a llorar cada vez que se aleja de ellos para comer, usar el arenero o venir a darme conversación y a que la achuche un rato.

Porque Romy es así de sociable; parece que está deseando que llegue a casa después de todo el día fuera para desahogarse un poco conmigo. Cuando llego ella siempre está con los niños, dándoles de comer o dormitando. Me ve y empieza a maullar bajito para darme la bienvenida y recordarme que está ahí, al pie de mi cama. Le rasco la cabeza y empieza a ronronear como una loca, luego estira las patas delanteras para que se las rasque también. Y más me vale hacerlo rápido, porque como me despiste un segundo empieza a subir el tono de los maullidos hasta emitir una frecuencia que yo creía imposible en un ser vivo. 

A veces este masaje craneal no es suficiente, y empieza a estirarse en su cama para que le rasque la barriga; lo malo es que esa barriga viene con siete inquilinos pegados que no dejan de mamar ni un solo segundo. Hay que pasar al plan B. Romy se levanta despacio, deja que los gatos se separen de ella suavemente y de un salto se sube a mi cama, siempre ronroneando. Hace un bailecito feliz a mi alrededor con la cola erguida y se deja querer mientras me cuenta su día. Que si estos chiquillos comen como sabañones, que no la dejan ni hacer pis tranquila, todo el día detrás de ella. Que le duele la espalda de estar ahí todo el día panza arriba, con los pechitos ofrecidos a su prole, y que menos mal que he llegado y le hago algo de caso. 

Yo le digo que la he echado de menos, que ya me hubiera gustado a mí no ir a trabajar y quedarme en casa con ella y los bebés, pero alguien tiene que mantener a la familia, que el pienso y la arena no caen de los árboles. Ella me da pequeños mordisquitos en las manos, por eso de hacerse la dura, pero en realidad está encantada de que me dedique a ella, y sólo a ella, así que empieza a revolcarse por mi cama para que no me deje ni un milímetro de piel por rascar. 

¿Diesel, súper o sin plomo?

Pero su instinto maternal es más fuerte, así que al cabo de un minuto o dos vuelve corriendo con su camada, empieza a repartir lametones a unos y a otros, y se vuelve a poner en posición buffet libre.

martes, 14 de abril de 2015

In The Crowd

Dos entradas y aún no os he presentado a los churumbeles, ¡qué desastre! Ahí van:

Aquél viejo chino tenía razón: no hay que mojarlos.

A primera vista parece un montoncito de patas, colas y bigotes sin una forma animal reconocible; pero al acercarte más empiezas a distinguir que cada una de esas bolitas respira, tiene vida propia, y puedes contar hasta siete gatos minúsculos. Hay tres naranjas, dos grises y blancos, una carey y una tricolor. 


Su vida transcurre de forma pacífica dentro de la caja forrada con trapos y mantas que les he preparado en mi habitación. Básicamente duermen, chillan y comen. De momento tienen los ojos cerrados, son como topillos y se guían por el olor. Su única preocupación es enganchar la teta de su madre antes que sus hermanos, aún no se han dado cuenta de que tocan a una por cabeza, y aún queda otra libre. Cuando dos se encaprichan de la misma, se desata su furia y empiezan a chillar como ratitas y a darse manotazos a ciegas. Y esa será su vida durante sus primeras semanas en la tierra.

Hermanos decidiendo pacíficamente quién come primero.

Con esta descripción parece que llevan una existencia bastante anodina, fuera de esas peleas ocasionales; pero no es así, ¡ni mucho menos! Me podría pasar horas mirando cómo duermen, cómo se agitan en sueños, y sobre todo, cómo trepan y se zambullen los unos sobre los otros para encontrar un pezón libre, como si fueran culebras. 

Sospecho que en unas semanas, cuando tenga siete cachorros enloquecidos correteando por mi cuarto, desearé que vuelvan estos primeros días de paz. Pero de momento, me muero de ganas de que abran los ojos y empiecen a explorar.

viernes, 10 de abril de 2015

El Predictor Se Viste de Rosa

Esta es Romy, recogida de la calle por las chicas de la  Asociación Animalista Su Voz - AASV Toledo


Talkin' to me?

Detrás de esa cara de inocente se esconde una gata de apenas un año; una adolescentilla que probablemente no prestó atención cuando su madre le explicó el tema de la reproducción gatuna y los métodos más eficaces para prevenir embarazos no deseados. En el mundo de los gatos callejeros es muy sencillo: Cruza los dedos para que alguna Asociación Protectora te saque de la calle y te esterilice. ¿Fácil, verdad? Pues Romy no llegó a tiempo. Fue tener el primer celo y sentir la imperiosa necesidad de salir un sábado por la noche con sus mejores galas:

Tony Manero hecho gata


El resto os lo podéis imaginar. Que si nauseas matutinas, que si parece que estoy ensanchando... Y en poco tiempo, Romy se convirtió en madre de familia numerosa. MUY numerosa. Cinco gatos, ni más ni menos. Y como además de guapa es un trozo de pan, también aceptó hacerse cargo de dos gatitos huérfanos que aparecieron el mismo día que ella parió a su camada. Y no, no estaba atontada por los efectos de la anestesia, es que ella es así de buena. 

Hay que decir que Romy tuvo la suerte de no tener que parir en la calle, sino en casa de una de las voluntarias de ASSV, segura, calentita y bien alimentada. Los churumbeles nacieron el 6 de abril, y dos días después me los trajeron a casa, junto con su madre y los huerfanitos. Donde caben dos...

Y en esas estamos ahora; Romy aún con cara de "¿pero qué ha pasado?" y ronroneando como una loca en cuanto le dices dos palabras y le haces un par de mimos, los niños a lo suyo, enganchados a la teta todo el día y chillando como locos cada vez que su madre decide que necesita salir un rato de la caja en la que viven para despejarse un poco. 

Y yo... pues deseando estar en casa todo el tiempo para no perderme ni un segundo de sus monerías y tener montones de cosas que escribir aquí.

Family Affair

¿Quién dijo miedo?

Desde hace tres días tengo en casa a una joven mamá gata y a su numerosa prole, siete cachorritos recién nacidos que pronto van a necesitar que alguien los adopte. ¿Y qué mejor forma de enseñároslos que publicando sus aventuras en un blog? 

Tengo dos meses por delante para conseguir que alguien se enamore de ellos y decida que no puede vivir más tiempo sin uno (o más) de estos enanos en su casa. 

¡Comenzamos!


¡Gatos en todos los canales de mi cerebro!